Adulador de Johan Derksen' | El guiño de Ivan Perišić hacia Bas Nijhuis, nadie toma en serio a Nijhuis

Columnas
por admin
viernes, 26 diciembre 2025 en 12:06
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“Sí Johan, de acuerdo Johan, estoy de acuerdo con Johan”. “Sí claro Johan, creo que Johan tiene razón en eso”. “Sí, como ya dijo Johan, de acuerdo Johan”. “Estoy de acuerdo con lo que dice Johan”. 
Eso resume a Bas Nijhuis los lunes por la noche en el taburete de Vandaag Inside. Dejar que te ridiculicen unos 50 minutos, para al final volver a estar en el centro de atención. Porque de eso va lo del colegiado de Enschede: focos y atención. 
Hagamos un final divertido, debió de pensar Bas Nijhuis el pasado domingo por la tarde en De Galgenwaard. Montemos un poco el show de Bas Nijhuis. ¿Por qué, que no se puede? Claro que sí, yo, Bas Nijhuis, sí puedo. ¿Por qué? Sí, atención, atención y más atención.
No, Bas Nijhuis no perjudica a propósito al PSV, del mismo modo que tampoco favorece ni perjudica deliberadamente a Feyenoord o Ajax. Sin embargo, Bas Nijhuis sí peca de arbitrariedad. Nijhuis decide, con su parcial prisma color de rosa, lo que un partido necesita y actúa en consecuencia. Volvamos al pasado domingo, FC Utrecht - PSV. Supongamos que, a cinco minutos del final, no fuera 1-2 sino 2-1, para el equipo local, claro está.
nijhuis
Supongamos que en ese momento Nick Viergever comete una falta tan leve sobre cualquier jugador del PSV. En ese caso, el “árbitro de la arbitrariedad” por excelencia, la “parodia de árbitro”, mejor dicho Bas Nijhuis, habría metido la mano raudo en el bolsillo del pecho para mostrar la segunda amarilla a Viergever. Roja, a la calle. ¿Por qué? ¿Por la falta leve? No, simplemente porque a Bas Nijhuis le apetece. Atención, attention. Focos. Eso a un partido le viene bien, piensa siempre Nijhuis. 
Volvamos a “roja, a la calle”. ¿Ha visto alguna vez a alguien agitar la tarjeta roja de una forma más nauseabunda e irritante que Bas Nijhuis? Un breve fragmento de ira sobreactuada del actor y payaso profesional Bas(je) Nijhuis. Esa tarjeta roja hace durante una mini fracción de segundo una ligera inclinación a izquierda o derecha, para que Nijhuis pueda mostrar su dominancia al receptor de la roja o segunda amarilla. 
De esa dominancia no queda nada el lunes por la noche, cuando el actor y payaso profesional Bas(je) Nijhuis se sienta con Johan Derksen, Wilfred Genee y René van der Gijp. “Tengo que estar ahí”, piensa siempre Bas Nijhuis. Ese es el escenario de la atención. Luego, cuando le dan la palabra, suena: “Sí Johan, de acuerdo Johan, estoy de acuerdo con Johan”. “Sí claro Johan, creo que Johan tiene razón en eso”. “Sí, como ya dijo Johan, de acuerdo Johan”. “Estoy de acuerdo con lo que dice Johan”.
La segunda amarilla para Jerdy Schouten fue, por supuesto, una tarjeta absolutamente ridícula. Como corresponde a un capitán, Schouten hizo autocrítica tras el partido, aunque el capitán de turno también sabe, en el fondo, que a él y al PSV les han tomado el pelo en ese momento. Schouten reaccionó casi de manera regia, tal fue la fuerza de su respuesta posterior. “No debo ponerme en esa situación”, fue el comentario de Schouten después. Responder así pese a que te acaban de perjudicar revela clase comunicativa. Repetimos, como corresponde a un capitán. En esa afirmación va implícito que fue innecesario, sin cuestionar la tarjeta. 
En realidad, nadie toma en serio a Bas Nijhuis, pero todos tenemos que lidiar con él. La expresión facial de Ivan Perišić delató el domingo por la tarde, mejor que nada, cómo se ve al complaciente de Johan Derksen por antonomasia. El ganador nato Perišić, corriendo hacia el fondo visitante en De Galgenwaard, se quitó la camiseta por la gran alegría y por ello vio la amarilla. El croata volvió tranquilamente al círculo central y respondió a Nijhuis con un guiño divertido. Un guiño que no dejó lugar a dudas. Nadie toma en serio a Bas Nijhuis
A su vez, Bas Nijhuis también opina algo de Peter Bosz, a juzgar por su declaración en el video de abajo. Bosz no daría la mano a los árbitros tras los partidos. Si eso es verdad, lo ponemos en duda, pero eso aparte. Bas Nijhuis es y sigue siendo una parodia de árbitro y, tras el pitido final, no es precisamente a él a quien apetece darle la mano. Como mucho, un guiño divertido...
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