La afición en el estadio Abe Lenstra, el 'síndrome de cruzar la línea de medio campo

¿Cómo habrá ido esta tarde, entre las tres y las cuatro, el aficionado medio del sc Heerenveen hacia el estadio Abe Lenstra, en coche, a pie o quizá en bicicleta?

El equipo local, aún en posesión de un precioso recinto en forma de ese mítico estadio Abe Lenstra, ganó la temporada pasada, exactamente hace un año, al PSV y pensó que este año podría repetirlo. Sin embargo, eso no ha estado en ningún momento al alcance.

Tampoco después del momento impreciso de Ismael Saibari justo fuera de su propia área. El internacional fue buscado con un pase descuidado y, sobre todo, alto y no pudo controlar el balón. Fue, al mismo tiempo, uno de los escasos momentos en que el equipo local pudo hacer algo contra el equipo de Peter Bosz, que había comenzado de manera desordenada.

Tras el inicio, los hombres de Bosz pusieron las cosas en su sitio, y a partir de ahí todo fue rápido y pudo haber ido aún más rápido en lo que al marcador respecta. Pronto se puso 0-2 y eso desconcertó al público en el estadio Abe Lenstra. Porque sí, era contra el PSV, pero habíamos empezado tan bien. En cuanto al ambiente, Heerenveen - PSV se parecía mucho a algunos partidos internacionales que la selección neerlandesa disputó hace mucho contra Bélgica. En ambos partidos, a los belgas ya les rebosaba la alegría con solo cruzar el balón la línea del medio campo. La esperanza a veces obra milagros, parecían querer reflejar, o mejor dicho, irradiar, también los aficionados del Heerenveen.

El aficionado medio del Heerenveen pareció no saber el sábado por la noche qué hacer consigo mismo. Animar, mostrar desaprobación. Silbar quizá, o simplemente contemplar en silencio cómo se debe jugar al fútbol en los tramos del partido en los que el equipo de Peter Bosz se presentó muy bien. El “síndrome de cruzar la línea del medio” de los aficionados locales se apoderó llamativamente a menudo del ambiente en el estadio Abe Lenstra en Frisia.

Sin embargo, no impidió a los de Bosz lograr la novena victoria consecutiva en la Eredivisie. Y eso sin ciertos jugadores que normalmente aportan un gran valor añadido. Sin Mauro Júnior pero con el extremo derecho Dest, el PSV mostró a los 20 minutos de lo que es capaz. Jerdy Schouten, en este estado de forma, roza la élite europea, pues tanto la precisión en el pase como el trabajo defensivo son ya de un nivel muy alto.

Jerdy Schouten hace que el fútbol parezca un videojuego. También Paul Wanner muestra en el centro del campo poder ser un verdadero valor añadido con un juego rápido y habilidoso. Joey Veerman, que en la fase inicial repartió pases erróneos, se rehízo con un gol precioso. Veerman se encargó del tanto inaugural.

Cinco minutos después, un precioso ataque del PSV desde su propio campo se inició gracias a la visión sublime de Schouten, que en todo el partido solo perdió tres balones. Tras dejar Sergiño Dest en evidencia a dos jugadores del Heerenveen con un simple gesto técnico, encontró a Paul Wanner, quien lanzó al espacio a Ismael Saibari. El goleador Pepi mostró su clase.

En la segunda parte el “síndrome de cruzar la línea del medio” volvió a aparecer de vez en cuando en el estadio Abe Lenstra, pero la mayoría de los aficionados del equipo local ya se habían dado cuenta de que no había nada que rascar contra los hombres de Peter Bosz, que por momentos lograron armar un rondo de entrenamiento. Intenta entonces tomar partido como aficionado local...